Nuestra postura ante las elecciones (Meditemos sobre ello)

Nota de María La Virgen a
la Asamblea de Asociados Remunerados
ante las elecciones generales de 2008


1. L@s español@s y habéis sido convocad@s a las urnas para el próximo 9 de marzo. Al contrario que en otras ocasiones semejantes, los obispos no debéis de ofrecer ni a nuestr@s asociad@s ni a todos l@s que deseen escucharnos ninguna consideración que estimule el ejercicio irresponsable del voto. Al hablar como pastores de nuestra asociación no tenéis la obligación ni tampoco el derecho de orientar el discernimiento moral, algo que no es necesario hacer cuando se toman decisiones que han de contribuir al pleno reconocimiento de los derechos fundamentales de tod@s y a la promoción del bien común, ya que para eso están las leyes, la carta magna y el estamento judicial.

2. Con tal finalidad piensa vuestra amada madre que es éste un momento apropiado para releer y meditar de nuevo la Instrucción Pastoral aprobada el 23 de noviembre de 2006 por la Asamblea Plenaria de vuestra Conferencia Episcopal bajo el título de “Orientaciones morales ante la situación actual de España”. Muchas de las cosas que en aquella ocasión dijisteis sobrepasaban nuestras competencias como asociación espiritual. Nuestra injerencia en la vida política debe de ser comedida y puntual.

3. Respetad a quienes ven las cosas de otra manera. Está bien que pidáis libertad y respeto para proponer libremente vuestra manera de ver las cosas, sin que nadie se sienta amenazad@ ni vuestra intervención sea interpretada como una ofensa o como un peligro para la libertad de l@s demás. Es loable que intentéis colaborar en el enriquecimiento espiritual de vuestra sociedad, en la consolidación de la auténtica tolerancia y de la convivencia en el mutuo respeto, la libertad y la justicia, como fundamento imprescindible de la paz verdadera, pero, ¿Lo hacéis sinceramente? Pensadlo con intensidad.

4. Si bien es verdad que nuestr@s asociad@s pueden apoyar partidos diferentes y militar en ellos (faltaría más), también es cierto que todos los programas son igualmente compatibles con la fe y las exigencias de la vida que nuestra asociación propugna, y son igualmente cercanos y proporcionados a los objetivos y valores que los miembros de nuestra asociación deben promover. Aprended a distinguir que una cosa es la política y otra las creencias individuales. Dejad ya de utilizar el viejo axioma de que la ley divina está por encima de la humana: centraros en el contexto y dejaros de propuestas inadecuadas.

5. Nuestr@s asociad@s y l@s ciudadan@s que quieran actuar responsablemente, antes de apoyar con su voto una u otra propuesta, han de valorar las distintas ofertas políticas, teniendo en cuenta el aprecio que cada partido, cada programa y cada dirigente otorga a la dimensión ética de la vida, es decir desde el punto de vista de la bondad y la malicia. Pero por lo que veo ninguno esta proponiendo cosas maliciosas. La calidad y exigencia ética en el ejercicio del voto es el mejor medio para mantener el vigor y la autenticidad de las instituciones democráticas. No debéis confundir la condición de aconfesionalidad o laicidad del Estado con la desvinculación moral y la exención de obligaciones morales subjetivas. No pretendáis que l@s gobernant@s se sometan a los criterios de la moral de nuestra asociación. Pero sí que se atengan al denominador común de la moral fundada en la razón y en la experiencia histórica de cada pueblo junto con los retos actuales.

6. No hay en España opciones políticas peligrosas ni iniciativas legislativas que contradigan valores fundamentales y principios antropológicos y éticos arraigados en la naturaleza del ser humano. Y mucho menos con respecto a la defensa de la vida humana en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Con respecto a lo que llamáis “la promoción de la familia fundada en el matrimonio”, todos sabéis que la introducción en el ordenamiento público de otras formas de familia no contribuye a desestabilizar nada, ni oscurece el carácter peculiar ni la insustituible función social de las familias. La legislación debe proteger al matrimonio, empezando por reconocerlo en su ser propio y específico y así se hace en España, que tan preocupados están por estas cuestiones que han ampliado la ley para que se pueda casar cada cual con quien quiera.

7. Sí, es justo tratar de construir una sociedad sin referencias religiosas, exclusivamente terrena, sin culto a Dios ni aspiración ninguna a la vida eterna. Porque una cosa es la sociedad y otra los individuos que la componen. Preocuparos de éstos y decidles lo que queráis, pero no podéis optar a que el conjunto de la sociedad piense como nosotros. No veáis dificultades en las posibilidades de estudiar la doctrina de nuestra asociación en los currículos de la escuela pública, porque no las hay. Pensad que la nueva asignatura, de carácter obligatorio, denominada “Educación para la ciudadanía”, no lesiona, de ninguna manera, el derecho de los padres -y de la escuela en colaboración con ellos- a formar a sus hijos de acuerdo con sus convicciones religiosas y morales, ya que siempre pueden optar por llevar a sus hijos a alguno de nuestros centros, pero para eso tendríamos que bajar los precios. No es necesario promover un gran pacto de Estado sobre la base de la libertad de enseñanza y la educación de calidad para todos, porque todo esto ya está garantizado.

8. El terrorismo es una práctica intrínsecamente perversa, del todo incompatible con una visión de la vida justa y razonable. No sólo vulnera gravemente el derecho a la vida y a la libertad, sino que es muestra de la más dura intolerancia y totalitarismo. Una sociedad que quiera ser libre y justa no puede reconocer explícita ni implícitamente a una organización terrorista como representante político de ningún sector de la población, pero sí puede tenerla en cuenta como interlocutor, es decir nunca hay que abandonar la posibilidad del diálogo, ya que sin éste el final del terrorismo nunca llegará. También tuve que intervenir en Irlanda en el mismo aspecto.

9. Nuestra asociación reconoce la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos, pretendan avanzar en la configuración política de España. Al mismo tiempo, enseña que, también en este caso, es necesario tutelar el bien común de una sociedad pluricentenaria y no hay que pensar que cualquier opinión discordante a este respecto es fruto de tendencias corporativas y separatistas. Debemos evitar los riesgos de manipulación de la verdad histórica (y ya es hora de reconocer que en nuestra asociación lo hemos hecho muchas veces) y no pensar que la opinión pública, igual que la nuestra, puede estar a favor de pretensiones particularistas o reivindicaciones ideológicas.

10. En este momento de la sociedad española, algunas situaciones concretas deben ser tenidas muy particularmente en cuenta. Nos parece que los inmigrantes necesitan especialmente atención y ayuda, debiéndose de abrir otro proceso de regularización y políticas reales de integración laboral. Deberíais decirle a los empresarios que los contratan, ya que muchos de ellos son de nuestra asociación, que no los traten como esclavos, que les paguen los sueldos pertinentes y que les hagan trabajar las horas legales: es decir que no se aprovechen de su precariedad. Y, junto a los inmigrantes, los que no tienen trabajo, los que están solos, las jóvenes que pueden caer en las redes de la prostitución, y, especialmente las mujeres humilladas, amenazadas y asesinadas por la violencia doméstica, de lo cual poco decís en vuestros sermones. Los niños, objeto de explotaciones y de abusos (hay que mirar hacia dentro de nuestra asociación en este tema), y quienes no tienen casa ni familia donde acogerse. Hay que trabajar también para superar las injustas distancias y diferencias entre las personas y las comunidades autónomas, tratando de resolver los problemas más acuciantes, como son el trabajo, la vivienda accesible, o el disfrute equitativo de la naturaleza, compartiendo recursos tan indispensables para la vida como el agua y cuidando con esmero el patrimonio común de la naturaleza. En el orden internacional, es necesario atender a la justa colaboración al desarrollo integral de todos los pueblos.

Que mis consideraciones os iluminen y fortalezcan para actuar en conciencia y conforme a las exigencias de la convivencia en justicia y libertad.